lunes, 27 de octubre de 2008

SANDY Y HONEY TE BUSCAN



Cuando un animalito encuentra un hermoso hogar, las personas que estamos velando porque eso pase nos alegramos. Cuando de pronto pierden ese hogar por cualquier razón, es realmente una tragedia, sobre todo para el animalito que lo pierde.

Sandy y Honey tenían un hogar, en donde las querían y las cuidaban con mucho amor. Pero sucedió lo inesperado, su padre humano adquirió una condición de salud que no le permitía quedarse con sus perritas. El lloró, sufrió, pensó cómo hacer para recuperarlas, pero realmente no puede tenerlas con él.

Las perritas fueron llevadas al albergue de Arraiján, junto con Lady, su otra hermanita de alma. Lady parecía estar más feliz que nadie, corría de un lugar a otro, bailaba y se mojaba con las tormentas, llamaba a los gatos insistentemente desde su espacio, comía bien, y todo parecía estar perfecto, hasta que sin aviso previo, Lady tuvo un ataque de fiebre de la garrapata y murió. Según el doctor que revisó su cuerpo, la condición al parecer era crónica, había sido adquirida hacía mucho tiempo, pero supongo que se había activado por la pérdida de su hogar, tal vez sumado al hecho de que, a pesar de que veía tanto gato por los alrededores, no lograba su cometido de tener un gatito con ella, por más que les llorara y los llamara y brincara de aquí para allá para llamar su atención. La historia de la amorosa obsesión de Lady con los gatos, será para otra vez.

El día que murió Lady, llevamos a Sandy y a Honey al veterinario quien dijo que ellas también tenían síntomas leves de fiebre de la garrapata, y por tanto se les comenzó el tratamiento. Para entonces, ya llevaban tres meses en el albergue.

Para los que no lo sepan, la fiebre de la garrapata es una infección en la sangre que casi todos los perros en Panamá tienen, pero que se activa cuando el perro tiene un problema emocional. Sí, así es, los perros también tienen problemas emocionales. Por ejemplo, si se sienten abandonados, si pierden su hogar. El simple hecho de que uno se vaya de viaje, y los deje por unos días puede activar la fiebre de la garrapata. Normalmente, el tratamiento es bastante efectivo, aunque a veces, sobre todo si el problema emocional no es resuelto, la fiebre de la garrapata se lleva al perro. En Panamá se ven muchos casos de fiebre de la garrapata, hasta en la ciudad, hasta en las áreas más urbanizadas. Como una veterinaria me dijo una vez, todavía estamos en pañales con respecto a esa enfermedad. Por tanto, aprovecho para decir que uno debe estar pendiente de que el perrito reciba vitaminas, buena alimentación, mucho amor, seguridad y todo lo que le permita que su estado emocional sea el correcto. Si pasa algo, ni se sientan culpables, simplemente estén pendientes para que ese algo no se desarrolle si es posible. Un examen de sangre es todo lo que se requiere para saber si la fiebre de la garrapata está activada.

En el caso de Lady, el ataque fue masivo. En el caso de Honey y Sandy, el problema en ese entonces era leve, aunque también crónico, o sea previo a que fueran llevadas al albergue. Honey reaccionó muy bien al tratamiento, pero se le repitió porque todavía le faltaba. Sandy, sin embargo, continuó empeorando a pesar de dos tratamientos; sobre todo se le bajaron las plaquetas demasiado.

En estos momentos, y hasta dentro de unos días, Honey y Sandy están en un hogar sustituto lejos de otros perros. Pronto, sin embargo, tienen que regresar al albergue. Hay esperanza de que Sandy reaccione esta vez al tratamiento puesto que se le han cambiado las medicinas, y está en un ambiente aislado de otros perros. Es más, se ve excelentemente bien, y está de lo más juguetona. Pareciera que en efecto, la niña va para adelante. Camina orgullosa al lado de su Honey y juegan como dos bebés.

Pero hay que tener en cuenta que Sandy es una perrita que especialmente necesita su espacio propio y una familia con personas que le demuestren que ella pertenece en sus corazones. Sandy obviamente no desea compartir su espacio con otros múltiples hocicos perrunos, el único otro hocico perruno que para ella es vital por ahora es el de Honey, los otros los encuentra literalmente apestosos. Es más, ella necesita un espacio en el que se sienta totalmente libre de ser ella, y de alguna manera no se logra eso teniéndola con otros perros. Cuando Lady, Sandy y Honey llegaron al albergue, fueron puestas en un espacio amplio y cómodo, cercado, para ellas solas, pero podían ver muchos otros perros, algunos de los cuales las iban a saludar. Eso es un no-no para Sandy, que solo acepta decir hola a otros perros si le pasan al lado mientras ella pasea con su humano. Eso no es un defecto de Sandy, es solo su forma de ser. Su personalidad es amorosa, juguetona, positiva y está dispuesta a demostrarlo al que le demuestre a ella esas mismas características.

Y no hablo mucho de Honey aquí, pero lo hermosa y especial que es se ve en la foto que adjunto. Fue rescatada en el Casco Viejo por una amiga rescatista y le encanta que la lleven de paseo en carro, mirando el paisaje por la ventana. Sabe disfrutar de la vida.

Siempre hay alguien para cada quien, así que estoy segura de que hay una familia que, aunque no lo sabe todavía, está buscando a Sandy y a Honey para hacerlas parte de su vida.

Pasen la voz para encontrar a esa familia. Sandy y Honey se lo agradecerán. Por favor consideren esto un caso urgente que involucra dos corazones inocentes.

Saludos y gracias de antemano.

Mari Pily

domingo, 26 de octubre de 2008

CONEJO LES DA LA BIENVENIDA A SU MUNDO


Jueves 18 de septiembre de 2008



CONEJO LES DA LA BIENVENIDA A SU MUNDO


Es una mañana fría y lluviosa en el Albergue de Arraiján, y todos los perritos y gatitos despiertan con la pereza del amanecer. Sus ojos se abren para recibir el nuevo día, sus cuerpos piden cinco minutos más de reposo para disfrutar de la niebla que los envuelve cual sábana húmeda.



El señor J. ya lleva despierto hace rato, y camina por los alrededores del albergue para verificar que todo el mundo esté bien. La primera en seguir sus pasos es la perrita Conejo, que a pesar de su espalda “deforme”, camina con paso agil, tipo saltito de canguro, para no perderse el quehacer del Sr. J.


Conejo se apoya en las piernas del Sr. J, para descansar un poco. Las lomas del albergue son su felicidad y su ejercicio, y la cansan de poco a poco, así que el descanso le viene bien. El Sr. J. se mueve hacia el espacio donde están los gatos adultos, para verificar que estén bien. Los encuentra a algunos dormidos, a otros somnolientos, todos dichosos de tener un techito que los proteja de la lluvia. Conejo sigue sus pasos y observa también a los gatos. Son hermosos gatos y Conejo los conoce muy bien. Ha compartido el albergue con ellos por tres años y medio así que los considera como parte de su numerosa familia.

Recuerdo cuando nos enteramos de la vida de Conejo por primera vez. Una señora me llamó para decirme que había una perrita cachorra maltratada en una casa vecina. Le habían dañado la espalda a la cachorra al tirarla contra la pared repetidamente. Le dije que nos la llevara. Eso fue hace mucho tiempo, Conejo creció y olvidó su pasado. Vive solo su presente. El recuerdo de su maltrato sólo queda para nosotros que vemos su espalda en forma de S, pero Conejo nunca ha dejado que su espalda le impida vivir a plenitud. No sé si admirarla, o envidiarla sanamente, o ambos. Sí sé que la amamos y que ella lo sabe.

Recientemente Conejo comenzó a adelgazar. Nos alegramos por ella en un principio, porque pensamos que el cambio de comida le estaba sentando bien para su línea. Después de todo, a Conejo no le conviene el sobrepeso. En un momento dado comenzamos a sospechar que tal vez estaba enferma de la fiebre de la garrapata, así que le dimos un tratamiento leve. Se engordó nuevamente, y por ahí está, con su pequeño sobrepeso otra vez. Aun así corre velozmente, sobre todo cuando nos recibe a Sagri y a mí los fines de semana, que llevamos la comida al albergue. La última vez que nos recibió, corría loma abajo con el cachorro Panchito a su lado. Llegaron a la meta empate.

Ese día, nos demoramos en la ciudad porque tuvimos que acompañar al Sr. J. con otra perrita en la veterinaria. El problema de la perrita Sacha era grave, así que nos quedamos varias horas. Cuando salimos nos dirigimos a Arraiján para llevar al Sr. J. y para dejar la comida de los perros y de los gatos. Llegamos ligéramente tarde, casi anocheciendo. Sagri prendió las luces del carro para que los ayudantes pudieran bajar la comida. Les pedí que la dejaran a media loma para avanzar, puesto que ya era tarde y el lugar es bastante desolado. Conejo fue de los primeros perros en bajar, con Panchito, con el empate en la carrera que demuestra su destreza. También bajaron Manchita, Ester (es un machito), Onyx, Ricky y Tigra. El resto del grupo de los perritos que viven afuera de los espacios cercados, se quedó arriba. Yo estaba extrañada que no se hubieran percatado de nuestra presencia. Finalmente la comida estaba fuera del carro, así que procedimos a prepararnos para irnos. El carro no arrancaba; la batería estaba muerta. El Sr. J. consiguió un mecánico eventualmente, quien nos ayudó a arrancar el motor del carro. Ya era tarde y sólo Conejo y Panchito seguían a nuestro alrededor. Me incliné sobre el asiento del carro para escribir una nota en un cuaderno mientras Sagri se disponía a preparar la salida. De pronto escuché gritos y levanté la vista. Un joven le apuntaba a Sagri con un revolver y le pedía el dinero, sino la mataba. En ese momento pensé que estaba viendo algo irreal y por una fracción de segundo hasta pensé en proseguir con la nota. Comencé a decir “Sagri, dale el dinero, dale el dinero” (que era exactamente lo que Sagri estaba tratando de hacer, sin cooperación alguna de la cangurera que no se abría) cuando otro joven ladrón se me acercó a mí revolver en mano y me dijo “¡dame el dinero!”. La verdad es que yo no tenía un centavo conmigo, así que se lo dejé saber. Me exigió que le dijera la verdad. Apuntaba hacia mí con la pistola, por lo que me pareció increíble que pensara que en esa situación yo le mentiría. El ladrón que amenazaba a Sagri no tenía paciencia alguna, por lo que no le dio oportunidad a Sagri de que sacara el dinero. Le arrancó la cangurera y sacó las llaves del auto. Fue desilucionante sentir cómo se apagaba el motor. Uno de los ladrones había revisado los bolsillos del Sr. J. y no encontró nada más que el celular y su documento de identificación. Obviamente al final se percataron de que la cangurera tenía dinero, así que todos salieron corriendo. Eran cuatro ladrones con tres pistolas. Se alejaron cual atletas olímpicos. Eso se llama experiencia en el trabajo. Sagri gritaba que le devolvieran las llaves y logró escuchar que uno de los jóvenes ladrones le gritaba “¡déjale las llaves!” al que le había arrebatado la cangurera. Nos quedamos sin llaves a pesar del esfuerzo del preocupado ladrón. Entre toda esa confusión, yo tenía a Conejo y a Panchito a mis pies. Conejo no se dio por enterada del robo y Panchito tampoco, gracias a Dios. Todo el tiempo se mantuvieron invisibles, callados, cual estatuas, sin moverse de mi lado, lo cual es mucho decir para esos dos trotamundos. Tenemos otros perritos residentes en el albergue que hubieran tratado de ser héroes y lo que menos necesitábamos eran héroes que recordar como amados y admirables seres del pasado. Posteriormente repasamos los hechos y nos asombramos de cuán asombroso había sido que por primera vez en todos esos años, la mayoría del grupo de perritos que nos recibe los sábados, esa noche nunca se dio cuenta de que estábamos ahí. Supongo que sus respectivos ángeles les tapaban los oídos para que no escucharan, y las narices para que no olieran y les susurraban que su tía Sagri y su mamá Mari Pily no iban a llegar ese día, que no las esperaran. Gracias ángeles.

Conejo está acostada cerca del Sr. J. y lo observa con ojos lánguidos. Parece pensar ¿Qué está diciendo mi papá tan exaltado? (hago paréntesis para “jurar” que el Sr. J. y yo somos solo amigos y socios en rescate, a pesar de que tenemos hijos cuadrúpedos en común). El Sr. J. camina de un lado a otro hablando por celular. Es conmigo con quien habla. Está preocupado por un gato de 16 años de una señora amiga. El gato está en muy mal estado y la señora ha decidido ponerlo a dormir. El veterinario no ha podido ayudar a Walter, el gato, y Walter está sufriendo, ya no se puede mover. Jaime quiere seguir intentándolo, y A. dice que Walter está muy mal y que no quiere que siga sufriendo. Walter ha vivido con A. por unos 14 años, así que ella calcula que ya tiene 16 años. Siempre ha sido el gato jefe, hasta hace unos días que enfermó de gravedad. Ahora está flaco y con dolor. A. me llamó antes de que yo hablara con el Sr. J. y le dije que me dejara hacerle EFT por teléfono a Walter. Ya A. sabe lo que es EFT así que me lo permitió. A le puso el teléfono en el oído a Walter, y le dije a Walter que estaba llegando su hora de pasar de esta vida a otra, que había sido un gatito muy bueno y querido, que la gente que lo amaba le agradecía que le hubiera dejado compartir su vida, que ahora él estaba seguro y que tenía muchos ángeles a su alrededor que querían ayudarlo, que dejara ir el dolor, ya no era hora para dolor, sino para felicidad, para despedirse de los que lo aman en este mundo y pronto compartir con la gente que lo esperaba en otro lugar, para estar con él, para disfrutar de la compañía de un gatito tan bueno y hermoso. Seguí hablando con Walter mientras le hacía EFT por teléfono. A. me decía que Walter escuchaba todo, y que por primera vez había levantado su cabecita. Le pedí a A. que le pusiera el teléfono al oído a Walter otra vez, y seguí diciéndole al gatito, que era su decisión, que se podía ir o se podía quedar, que fuera cual fuera su decisión la respetábamos y lo apoyábamos, que lo importante es que su decisión le llenara de tranquilidad, que su mamá iba a estar bien, que lo queríamos, aún yo, que no lo conocía tanto, sabía que él era un gatito bueno. A. me dijo que Walter había sido siempre un gatito libre, y jefe de su grupito de gatos. Le expliqué a A. qué podía decirle a Walter mientras hacía tapping sobre ella misma, que le explicara a Walter que el tapping era para ella y para él, que con eso alinearía su energía, que le dijera que siempre fue un gatito jefe, y que lo hizo muy bien, que lo quería, que dejara ir el dolor, y gozara su momento, que mirara cómo los ángeles lo rodeaban, para apoyar su decisión de quedarse en esta vida o de ir a la otra. Hasta ahora no sé qué habrá sido de Walter, pero A. estaba al borde de las lágrimas y sé que cualquier decisión que haya tomado ha sido la decisión que Walter le hubiera pedido que tomara.

El deseo del Sr. J. de seguir intentándolo también lo entiendo. Nosotros intentamos curar a los animalitos enfermos y nos cuesta dejarlos ir. EFT me ha enseñado a dejar ir a los animales cuando es el momento y a ayudarlos a pasar a la otra vida de una manera tranquila, sin dolor aparente. EFT parece ayudar a eso de una manera que sólo nos puede llevar al agradecimiento. Le dije al Sr. J. que Walter ya estaba muy adolorido y enfermo, yo había oído su maullido antes del EFT y era de dolor. En este caso Walter no hubiera apreciado que alguien lo alejara de quien él considera su mamá humana y lo llevara a un lugar extraño, sobre todo en ese estado, para tratar de salvarle la vida. No hubiera sido efectivo alejar al gato de su familia, sobre todo en ese momento en que lo que más necesitaba es estar rodeado de su familia. El Sr. J. aceptó que eso era así, pero que le costaba mucho dejar que fuera así. Yo lo entiendo, sobre todo cuando uno piensa que hay esperanza, pero con Walter, que ya ha estado en el veterinario y que está viejito, es otro el caso. A menos que mañana me entere que Walter decidió quedarse.

Ya Conejo reposa tranquila bajo el rancho en el albergue, su hogar. Ha sido otro día hermoso para ella, y la noche la acaricia para que se duerma. Hay veces en que pienso en hacerle EFT a Conejo, para ver si mejora su espalda, pero en estos momentos no me siento todavía capacitada para un EFT tan extenso sobre un animalito. Todavía me toca cambiar la energía de miedo, esa que me llena de preocupación cuando pienso que algún animal podría estar en peligro y que no lo voy a poder ayudar. Quiero cambiar esa energía de miedo por una de seguridad; así podré mezclar la energía de seguridad con el amor que siento por los animales, y hacer EFT sin miedo de que el efecto sea negativo. En mi experiencia, cuando uno hace EFT uno debe dejar las emociones negativas por fuera, pero por ahora no puedo hacerlo en lo que respecta a un animal enfermo. Estoy trabajando en mí misma para lograrlo. Como dicen por ahí, “curandero, primero cúrate a ti mismo”. Con la gente no me pasa lo mismo, aunque no he trabajado con enfermedades serias que podrían cobrar una vida. De todas maneras, he trabajado con otros asuntos serios y he tenido experiencias muy positivas, casi milagrosas, en varios casos. Eso me refuerza la idea de que con respecto a los animales, sobre todo los que están en peligro o enfermos, tengo que superar algunos miedos. Conejo de todas maneras está llena de energía positiva. Si algún día le hago EFT será simplemente para que su energía positiva la llene de hocico a cola todo el tiempo y la mantenga fuerte.

Frases que he usado para trabajar con mi energía de miedo:

FRASE PREPARATORIA:

1) Aunque dentro de mí tengo una energía de miedo (no la explico porque sé cuál es en mi caso, que no los pueda ayudar con el EFT o de otra manera y por tanto que algo negativo les pase, acuérdense que me refiero a animalitos que han estado abandonados o maltratados y a muchas veces enfermos que necesitan ayuda para superar ese estado), me acepto total y profundamente.

2) Aunque dentro de mí tengo una energía de miedo, me acepto total y profundamente y la dejo ir con facilidad, o si esa energía no se quiere ir le pido que se transforme en energía de amor y confianza.

3) Aunque dentro de mí tengo una energía de miedo, me acepto total y profundamente y reconozco que esa energía es parte de mi amor por los animales, y que como tal se puede transformar en amor y confianza.

Primera ronda:

En todos los puntos: Esta energía de miedo que tengo dentro de mí, esta energía de miedo que no me deja funcionar, esta energía de miedo que me agobia, esta energía de miedo que no quiero dentro de mí, esta energía de miedo que es más fuerte que yo, esta energía de miedo que no me deja pensar, esta energía de miedo que me limita, esta energía de miedo que me da miedo.

Segunda ronda: Dejo ir esta energía de miedo, la dejo ir con facilidad, y si no se puede ir de mí porque es parte de mi amor por los animales, elijo (Pat Carrington – Elecciones) que se transforme totalmente en energía de amor y de confianza, elijo que sea parte positiva de mi vida y me ayude a caminar mi camino, elijo sentir que me llena de amor y confianza, elijo que se transforme en parte positiva de mí.

Tercera ronda: Elijo trabajar con mi energía de miedo, ya no como energía de miedo sino como energía de amor y confianza, elijo respetar mis sentimientos y retener las lecciones que el miedo me ha querido enseñar, y de ahora en adelante elijo caminar mi camino llena de amor y confianza, sin miedo, llena de amor y confianza, ya no necesito del miedo, puedo caminar con amor y confianza, saber con certeza que lo que yo haga va a ser para beneficio de los animales, el EFT, mis acciones, mi proceder, todo lo que yo haga, no solo algunas cosas, sino todo, elijo hacerlo con amor y confianza y que todo sea resultado de mi amor y confianza, eso es lo que elijo, caminar con amor y confianza, sentir que todo está bien, saber que todo está bien, sentirlo todo bien, saberlo todo bien. Gracias.

Es un EFT tipo conversación, pero funciona. Si alguien lo quiere probar para transformar energía de miedo en algún aspecto de su vida por energía de amor y confianza, espero que le funcione.

Nos despedimos esta noche de Conejo, del Sr. J. y de todos los gatitos y perritos del Albergue de Arraiján. Será hasta la próxima. Que duerman bien.

Deseándoles lo mejor en sus vidas, y que descubran su pasión o la desarrollen con EFT.

Mari Pily
Y Conejo