Que somos de naturaleza bondadosa se refleja en el hecho de que las noticias que causan sensación, por lo general, son las que no implican bondad. Es tan ajeno a nuestro ser todo lo que no sea bondad, que el contraste llama la atención, nos hace conocernos a nosotros mismos, reconocer nuestra propia naturaleza de bondad. Si lo usual fuera la maldad, entonces las noticias que llamarían más la atención serían las de bondad, esas serían las diarias, porque serían la excepción.
Somos gente que nos medimos a nosotros mismos por el contraste, y el contraste entre bondad y maldad es uno de los mayores, de los que llaman más la atención, de los que nos conectan más con lo que queremos vivir. Sin embargo, no podemos dejar que el contraste sea lo que rija nuestras vidas, una vez conocido el contraste, lo que no queremos, lo que no nos suena a nosotros, debemos concentrarnos en lo que sí nos suena a nosotros, para no hacer del contraste lo reiterado en nuestras vidas. Nuestra intención es ser nosotros mismos y vivir según nuestras reglas, para lo cual debemos dejar que los demás vivan según las de ellos, sean acordes con nosotros o no. Si nos concentramos en lo que los demás hacen que nos causa sinsabor, podemos pasarnos la vida sintiendo aquello que no es nuestro ser, y nuestra energía se estanca para darle más fuerza a la de los demás. Cuando digo los demás, me refiero a aquellos que viven con reglas que no consideramos las correctas. ¿Qué reglas son correctas? Todas tienen su propósito, pero las reglas de lo positivo son a mi entender las correctas, porque hacia allá tenemos la tendencia a querer ir. Pero y si otros no viven con esas reglas, ¿para qué nos vamos a concentrar en esas reglas de otros?, concentrémonos en las nuestras, si con ellas nos sentimos bien. Si nuestras reglas son de bondad, y las vivimos y sentimos a diario, las haremos más fuertes y las podremos disfrutar. Si nuestras reglas son de bondad, y nos concentramos en las de otros que pudieran no serlo, hacemos las de otros más fuertes, y las nuestras más débiles.
Por eso debemos reconocer lo bueno en nosotros, agradecerlo y disfrutarlo, aunque consideremos que hay otros aspectos en nuestras vidas que necesitan desarrollo. Mientras no disfrutes lo que ya tienes, no vas lograr desarrollar lo que tal vez todavía se mantiene escondido dentro de ti, tu capacidad para crear, para ser tú, para vivir la vida que desees vivir. Disfrútate, reconoce tus puntos buenos y fuertes, y permítete desarrollar los puntos buenos y fuertes que todavía permanecen escondidos, pero que están ahí, porque son naturales en ti. La capacidad de crear, de ser, de saber, de disfrutar, todo lo tienes dentro de ti.
El ser humano está en etapa de desarrollo, de conocerse y descubrirse. Ya tenemos mayor conciencia de quién somos como pueblo y como individuos. Esa conciencia la hemos adquirido con los siglos, es como si el espíritu se despertara poco a poco. Es más, el espíritu siempre ha estado ahí, somos nosotros como seres humanos en esta fase de nuestra experiencia terrestre, los que nos estamos despertando poco a poco a quien realmente somos.
No se olviden de ver mis felicitaciones para el Año Nuevo. Tiene caras de amor.
sábado, 3 de enero de 2009
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